“La mujer sabia edifica su casa, pero la insensata la destruye con sus propias manos.” — Proverbios 14:1
¿Qué es realmente la sabiduría?
La sabiduría no es simplemente acumular conocimiento. No es tener muchos estudios, ni saber dar buenos consejos. Tampoco es ser astuta o tener éxito. La sabiduría verdadera es un don de Dios, que nace de un corazón humilde, temeroso de Él, y dispuesto a obedecer su voluntad.
La Palabra dice:
“El temor del Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santo es entendimiento.” (Proverbios 9:10)
Es decir, ser sabia comienza por reconocer que Dios es el centro, la guía, y la autoridad sobre nuestra vida.
Talento ≠ Sabiduría
Muchas personas tienen talentos; pueden hablar bien, dirigir equipos, ser creativas o resolver problemas. Pero eso no garantiza sabiduría. Porque el talento puede engrandecer el ego, mientras que la sabiduría te hace depender de Dios.
El talento sin sabiduría puede abrir puertas, pero también puede destruir relaciones, decisiones, y vidas. La sabiduría edifica. El talento sin dirección puede derribar.
Por eso dice la Escritura:
“La mujer sabia edifica su casa, pero la insensata la destruye con sus propias manos.” (Proverbios 14:1)
¿Qué hace la mujer sabia?
Discierne los tiempos y cuándo hablar o callar
Ora antes de actuar
Escoge el perdón antes que el orgullo
Levanta su casa, su fe, y a los que ama
Camina con Dios en lo secreto, más allá de lo que otros ven
No es perfecta. Pero es guiada. No es ruidosa. Pero es firme. No necesita ser vista, porque vive para agradar a Dios.
El corazón de Salomón
En 2 Crónicas 1:7, Dios le dio a Salomón una oportunidad extraordinaria:
“Pídeme lo que quieras que te dé.”
Y el joven rey pidió algo profundo:
“Dame ahora sabiduría y conocimiento para gobernar a este pueblo y distinguir entre el bien y el mal.”— (2 Crónicas 1:10)
Salomón no pidió gloria. No pidió venganza. No pidió riquezas. Pidió sabiduría para servir bien. Y Dios vio su corazón.
“Esto te ha agradado, porque no pediste riquezas ni una vida larga ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar a mi pueblo.” (2 Crónicas 1:11)
¿Por qué necesitamos sabiduría hoy?
Porque el mundo está lleno de confusión, de emociones intensas, de consejos humanos disfrazados de verdad. Una mujer sin sabiduría puede destruir lo que más ama con sus palabras, sus decisiones o su falta de visión espiritual.
Pero una mujer sabia:
Edifica su casa con fe y ternura
Construye su futuro con obediencia
Sostiene su propósito con discernimiento
Camina en paz, aunque todo a su alrededor esté temblando
Hay una belleza serena y poderosa en la sabiduría que viene de Dios. No se impone, no grita, no presume. La sabiduría se manifiesta en decisiones silenciosas, en palabras prudentes, en actos que edifican sin buscar aplausos.
Quizás hoy te sientes cansada, confundida o insegura y no sabes cuál paso dar. Quizás has visto cómo tus propias palabras o emociones te han llevado por caminos difíciles. Pero aún estás a tiempo. Siempre hay un nuevo comienzo cuando hay un corazón dispuesto.
Dios no niega su sabiduría a quien la pide con sinceridad. No necesitas tener todas las respuestas, solo necesitas un corazón que diga: “Padre, enséñame. Guíame. Hazme sabia según Tu voluntad.”
Porque una mujer sabia no nace. Se forma en la presencia de Dios.
